CULTURA ORGANIZACIONAL. BAJADA A TIERRA

Autor: Mónica Marquina

 

Mónica es Talento asociado de Manager in Motion. Interim manager enfocada en impulsar el desarrollo del liderazgo de equipos de alto rendimiento, para potenciar el crecimiento de las personas y de las empresas. Apasionada de los proyectos para que las organizaciones alcancen sus objetivos desde el bienestar de los colaboradores.

Si algo ha quedado claro durante estos dos últimos años es que las reglas del juego han cambiado.

El siglo XXI ha traído consigo cambios constantes, que desde 2020 se han elevado al máximo, donde la integración acelerada de la tecnología ha actuado como un catalizador del cambio.

La aceleración tecnológica ha supuesto un impacto en los objetivos vitales de las personas.

Si antes demandábamos de las empresas un salario que cubriera nuestras necesidades con cierta garantía de continuidad, ahora el propósito de las personas en las empresas está orientado en gran medida al crecimiento como persona, en un entorno laboral donde se sientan cómodos, bienestar laboral, con cierto grado de flexibilidad para conciliar, además de la necesidad de sentirse parte del proyecto.

En este entorno, las empresas demandan un modelo de gestión que se adapte a este momento, donde los cambios no supongan una amenaza sino una oportunidad de mejora continua, ágil y eficaz. Para ello deben estar basadas en estrategias a medio y corto plazo, que puedan ir modulando para ser proactivas ante el cambio.

Por tanto, las personas hemos modificado nuestras motivaciones profesionales y las empresas demandan modelos de gestión distintos.

Y aquí es donde entra en escena la CULTURA ORGANIZACIONAL, la gran olvidada en muchas organizaciones. La cultura es la que hace el match entre el propósito de la empresa y el de las personas, a través de los valores compartidos.

La cultura va a ser la base de un modelo de gestión adaptado al cambio continuo, al ser el paraguas de los valores, que se traducen en comportamientos que las personas de la organización adoptan como impulsores hacia el propósito de la compañía.

Pero, para ello, debe haber un hilo conductor que conecte esa cultura con los equipos.

Cuando pregunto a los directivos de una compañía sobre la cultura de su empresa, la respuesta suele ser muy parecida: Nuestra cultura está basada en una Visión, Misión y valores, y …hasta ahí. Pero ¿qué ocurre con la bajada a tierra de la cultura? Con que todos los miembros de la organización, internos e incluso externos, palpen esa cultura, con valores compartidos, comportamientos, símbolos, normas, ritos,…? Esa parte es la que suele estar en un segundo plano en las organizaciones y esto hace que poco a poco vayan perdiendo identidad, y finalmente los colaboradores, dejan de estar en sintonía con el propósito de su organización. Cuando esto ocurre, comienza la fuga del talento, con él la falta de motivación, bajada de productividad, incapacidad de innovar y en consecuencia, pérdida de rentabilidad.

Si el propósito de la organización no está alineado con todos sus componentes, directiva y equipos de trabajo, cómo van a integrar esos cambios de ritmo, esos cambios tácticos o estratégicos de este momento BANI?

El propósito de la organización está alineado cuando cualquiera de los componentes sabe la respuesta a estas preguntas:

Quienes somos?

Hacia dónde vamos?

Cómo actuamos?

Por qué y para qué trabajo aquí?

Qué atrae a nuestros clientes?

 

Comunicación eficiente

 

En mi experiencia, para que cualquier persona de la organización tenga respuesta clara a estas preguntas, una de las claves es la comunicación eficiente. El acompañamiento constante de cada persona del equipo es fundamental, desde la entrevista de selección, pasando por la entrevista de acogida y presentación al resto de compañeros, hasta el acompañamiento diario de la persona, que suponga que todos los días tenga claras las respuestas a esas preguntas.

Una comunicación eficaz implica que cada miembro de la organización es partícipe de los cambios que se van produciendo en la compañía y al sentirse parte de ellos, la proactividad comienza a ser una de las principales competencias que caracterizan a estos equipos. La proactividad hace que los equipos se sientan parte del cambio, y con ella comienzan a ser innovadores, comienzan a aportar ideas, braimstormings, opciones que enriquecen las tácticas para aprovechar las oportunidades, porque se sienten parte del proyecto.

Comienzan a adoptar comportamientos que comprueban, les conducen hacia ese propósito común, porque comparten los valores por los que la compañía ha apostado.

La comunicación eficaz es la base de las relaciones de confianza que se van a generar en esta cultura, esa confianza crea equipos corresponsables y comprometidos, autoeficaces, que se convierten, además, en evangelizadores de su marca

El punto de partida de la bajada a tierra de la cultura es la comunicación eficaz, pero quién o quienes deben generarla? Es clave que parta de los líderes de la organización, desde el CEO hasta cualquier mando intermedio, pero no se queda ahí, porque son ellos los que  serán ejemplo para que siga fluyendo de manera eficiente por cada poro de la empresa. Son los líderes los que se deben encargar de transmitir los valores de la organización para generar comportamientos alineados con esos valores.

Ahora bien, uno de los mayores retos de las compañías es precisamente la comunicación; es por ello que en muchas ocasiones la cultura no llega a bajarse a tierra y comienzan a generarse silos interdepartamentales, enemigos de una cultura efectiva. Cuando esto ocurre, lo primero es que la compañía sea consciente de ello y comience a trabajar para hacer desaparecer los silos, y comience a alinearse el propósito de todos los equipos.

 

Reforzar la confianza

 

Cuando me he encontrado con situaciones como esta ,siempre he podido bajar a tierra la cultura reactivando o generando ,en primer lugar una comunicación en todos los sentidos, basada en un feed back constante con los equipos de trabajo, para fortalecer la confianza de cada miembro de los equipos, haciendo que cada uno de ellos se sienta parte fundamental del proyecto, y, por supuesto, creando lazos de unión entre todos los componentes de los distintos equipos, de manera que todos entiendan qué y para qué trabajan ,no solo sus compañeros de departamento , sino de todos los departamentos. Para ello, y siempre desde la humildad, para mí son fundamentales metodologías como el Coaching Ejecutivo y el mentoring, excepcionales para conseguir que los equipos consigan empatizar con cada uno de sus compañeros, sean o no de su departamento, a la vez que potencian sus fortalezas más sobresalientes, y así comienza a fluír la confianza, segunda clave de la bajada a tierra de la cultura.

Por tanto, un liderazgo efectivo que fomente la comunicación eficiente y promueva relaciones de confianza, es clave para la bajada a tierra de la cultura organizacional.

Una vez la organización ya es consciente de la necesidad de una cultura corporativa potente, atractiva, basada en la confianza, con la que los equipos se sienten identificados, debe realizar un diagnóstico para comprobar si realmente se ha bajado a tierra y, si no es así, hay que pasar a la acción.

Para pasar a la acción contar con aliados externos que puedan apoyar, bien con un Interim Manager, con un proceso de Coaching Empresarial o Mentoring puede ser esencial para dar un impulso al equipo y contribuir a transformar los líderes en líderes más eficientes que consigan trascender y mantener esa cultura

Y la cultura de tu empresa, se ha bajado a tierra?